jueves, 15 de septiembre de 2011

PRUEBAS DE VESTUARIO

A PROPÓSITO DEL RODAJE DE NATURALEZA VIVA
Antes de comenzar a rodar, además de tener muy claras las localizaciones, me gusta realizar unas pruebas de vestuario con los actores. Elena de Vera, la directora de Arte que me acompaña desde hace unos años dentro de un equipo muy estable que constituye ya una familia, hace una primera lectura del guión y se reúne conmigo para cambiar impresiones y decidir el vestuario.

Foto de Manuel Espinosa


Hablamos de cómo veo yo la película, cuáles son las claves del discurso más allá de la anécdota, dentro de un tipo de cine con muchas capas de significación, donde los colores y las texturas forman parte de la materia del film. Elena me sugiere colores, me enseña fotos, analizamos entonces el guión, secuencia a secuencia, qué queremos mostrar y qué queremos sugerir.




Entonces nos reunimos con los actores y vamos probando aquellas prendas que de antemano pensamos que podrían funcionar, dejando para el momento mismo del rodaje una pequeña rendija abierta a la improvisación, cuando ya el escenario y los actores interactuando y la luz del momento, siempre imprevisible, o los avatares del azar, nos sugieren o nos encaminan hacia otro tipo de soluciones más armónicas, hacia otras significaciones profundas que emergen donde y cuando menos uno se lo espera.




Me viene esta reflexión al hilo del rodaje de Naturaleza viva, dentro de la serie “naturalezas muertas” que iniciara hace ya dos años, donde desarrollo la tensión entre un mundo masculino y un mundo femenino en varios contextos, apoyándome en la fuerza de la mirada y en la carnalidad de los dos actores, en la gestualidad y el movimiento, que vehiculan el flujo de los sentimientos y las emociones, donde la historia que se cuenta es este ir y venir del deseo que subyace en todas las historias.

Verónica Galán y José sosa en una escena de Naturaleza Viva (2011)



Si la primera naturaleza muerta transcurría en un único espacio interior durante unas pocas horas, en esta ocasión la historia se desarrolla a lo largo de las cuatro estaciones y fluye en paralelo al cultivo de la viña y la elaboración del vino.



Verónica Galán durante unas pruebas en Naturaleza Muerta (2009)

El personaje que Verónica Galán encarna no deja de ser un personaje de carne y hueso, pero debe sugerir a ese otro personaje de los mitos, la ninfa, personificación de la naturaleza, espíritu libre y juguetón a la vez que creativo, que vive vinculada a determinados lugares, de ahí que el vestuario juega un papel de primer orden.
De entrada estaba claro que el personaje de Ella no iba a aparecer con las túnicas y los velos con las que se representa a las ninfas en la pintura. Ella es una trabajadora de la finca, un personaje real que la mirada de Él transforma e idealiza., y que, como con el vino, al final termina acomodándola a los rituales burgueses. 


De modo que hemos desarrollado la idea de una pátina de colores iniciales que se van degradando y oscureciendo, pasando por el blanco. Los colores acompañan al proceso de culturización y descreimiento. La naturaleza deja paso a la civilización, la libertad se oscurece con el orden.

OTROS FILMS, OTRAS SOLUCIONES
 Leonor Cifuentes y Miguel Ángel Rábade
En Nube 9, otro de los cortos en el que estamos trabajando, la vida se ha convertido en un simulacro, el cuerpo desnudo ha perdido todo su potencial transgresor. Elena de Vera eligió una ropa interior que en vez de sugerir aprisiona el cuerpo como una venda.

Con Modelo(s), nos echó una mano el fotógrafo Manuel Espinosa, aquí le vemos fotografiando cómo la actriz Chantal Rodríguez se transforma al probarse una ropa u otra. Decididamente, el vestuario sí importa.




Durante la sesión de fotos, la importancia de la espalda de la modelo, sugiriendo la foto apetecida por el fotógrafo, llevó a varias pruebas de vestuario.

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