jueves, 17 de diciembre de 2015

UNA NUEVA GENERACIÓN DE CINEASTAS SE ESTÁ GESTANDO

Me encuentro con la sala grande del espacio cultural Aguere llena hasta los topes de chicos y chicas con los nervios a flor de piel. En pocos minutos, después de ver una selección de los cortos que han realizado durante este trimestre, se sabrá quienes son los ganadores. Sergio González, maestro de ceremonias, no deja de repetir, micrófono en mano, que el premio es estar ya allí, poder ver los cortos en una pantalla grande, en una pantalla de cine.


Me llama Fernando del Espacio Cultural Aguere para que participe como jurado en un concurso de cortometrajes para escolares que ellos organizan. Fernando pertenece al mundo de la música pero es un entusiasta de lo audiovisual y nos echa una mano a  todos aquellos que intentamos hacer cine, poniendo a nuestra disposición la sala de cine para proyectar nuestros cortos.

No se trata de un festival en sí, sino de poner en valor el trabajo de un montón de chicos y chicas de centros escolares de Santa Cruz de Tenerife y La Laguna, y proyectar una selección de los mejores cortos producidos a lo largo del curso, resultado de las charlas y talleres de cine que el periodista Sergio Negrín, de Centrífuga Producciones, puso en marcha hace ya tres años, con el nombre de Educar los Sentidos.

El objetivo de Despertares es inyectar el virus del cine en los chicos y chicas a edades tempranas. Este tipo de iniciativas es el semillero de la nueva generación de cineastas canarios. Los cortometrajistas que irrumpirán con fuerza en la próxima década.

Centrífuga Producciones puso en marcha una multitud de proyectos relacionados con el cine en la ciudad de La Laguna, el Festival de Cine Gastronómico (CineEsCena) y el Festival de Cine de la Naturaleza y el Hombre (Naturman), que tuvieron varias ediciones, así como el festival de Cine exprés La Laguna Plató de Cine, que atrajo a un montón de actores y cineastas, algunos se desplazaron desde Las Palmas de Gran Canaria,  y llenaron la sala de Aguere Cultural con sus gritos y aplausos en la sesión de cierre del festival.

Pero Centrífuga Producciones no ha podido hacer frente a la rémora de las administraciones en el pago de los dineros comprometidos para la organización de los eventos y ha tenido que colgar el cierre, espero que provisional, incapaz de llevar adelante los nuevos proyectos con las garantías necesarias.

Así se ha quedado huérfano el festival de cine exprés y el proyecto Despertares de realización de cortos en los centros escolares. Por cierto, el nombre procede de una experiencia didáctica que llevamos a cabo hace varios años, promovida por CajaCanarias y que nosotros organizábamos, y cuyo recuerdo Sergio Negrín quiso preservar, dándole continuidad (un proyecto más bien teórico, donde enseñábamos a mirar).

Así que, cuando me llamó Fernando, me encontré algo así como regresando a los orígenes de un proyecto didáctico absolutamente necesario que David Arias, profesor del colegio La Salle de La Laguna, ha seguido organizando, esta vez en solitario.

Me veo de un tirón los 36 cortos, tres como máximo para los 14 centros participantes, resultado de una primera criba pues alguno de los centros llegó a presentar cuatro o cinco cortos, hasta siete uno de ellos, tal fue el entusiasmo, donde algunos grupos ya habían realizado cortos en las anteriores ediciones del festival y se presentaban con ventaja sobre otros grupos de alumnos que se atrevían con su primer corto.

No me gusta eso de seleccionar cortometrajes, menos premiar unos trabajos en detrimento de otros, y menos aún ponerles notas en una planilla que contemplaba varios aspectos y que, de modo automático, hace la media y da los ganadores sin que uno haya podido analizar los cortos de una manera global. Siempre hay un factor subjetivo. Y una responsabilidad. Porque los premios conforman un modelo de cine que los chicos y chicas interiorizan, un modelo a imitar en los próximos certámenes, una manera de entender el cine y no otra.

Pantalla partida en "30 derechos"

Desconozco las enseñanzas que han recibido, la duración de las sesiones teóricas o los fragmentos de películas que analizarían, pero descubro en estos cortos multitud de soluciones expresivas que van desde experimentar diversos formatos (incluido el vertical de los móviles), texturas (alternar el blanco y negro con el color, saturación de colores) y multipantallas a servirse sin reparo alguno de la diversidad de cortinillas que los programas de edición ponen a su disposición.

formato vertical en "Otra salida"
formato vertical en "Es justo y necesario"

Al principio me incomodaba este frenesí con las cortinillas (que el pop heredó del cine mudo) sin una lógica que justificase una solución u otra. Pero también me hizo pensar que experimentar es precisamente eso, dejarse llevar por el trazo y los colores como hacen los niños al agarrar unos rotuladores y llenar la página de garabatos.

Sus modelos son otros, pienso, distintos al cine que yo veía a su edad, a los modelos vigentes en aquel momento, siempre en constante cambio. El cine es mutante por naturaleza. Han sido otros factores los que le llevaron a consolidar un modelo de representación en detrimento de otros caminos que algunos francotiradores habían explorado.

Y todo para poder contar una pequeña historia de menos de 4 minutos, relacionada con los derechos humanos. El cine como expresión de sus dilemas, de su manera tan diversa de enfrentarse al mundo. Y así aparecía el bullying como la temática más repetida, el acoso a la diferencia, a aquello que es nuevo y no entendemos, al raro, al indefenso. Y también, pero en menor medida, la solidaridad o la insolidaridad frente al inmigrante ilegal, la violencia contra las mujeres y cómo afecta al entorno del niño, el embarazo no deseado, la transexualidad, los desahucios, el acoso cibernético o la bulimia (vista como una consecuencia del acoso escolar).

El acoso en "Es justo y necesario"

Encuadre con profundidad de campo en "Es justo y necesario"

Respecto a otros años, los finales violentos y dramáticos superaban a los finales felices y poco creíbles. Se vieron toda clase de suicidios, palizas sin cuento y una muerte por disparo, como si la pulsión genérica (el cine de terror, el thriller) hubiera encontrado un resquicio dentro de los contenidos políticamente correctos que se les pedía (y que algunos confundieron con un spot institucional).

Reminiscencias del cine negro en "Obsesión"

Una de las cosas que más me sorprendió fue la utilización del off en muchos de los cortos, en especial el uso expresivo del espacio sonoro. En “El diario de Max Confield”, uno de los cortos más originales, el protagonista es un chico que inicia un diario grabándose a sí mismo. Nos muestra su cuarto, a una amiga (la única), la clase, el patio. Poco a poco elementos fuera de cuadro van irrumpiendo con una violencia que va en aumento. Al final, al desconectar el aparato, escuchamos unas voces llamándolo, los golpes a la puerta y de inmediato la sirena de una ambulancia, todo contado en pocos segundos de oscuridad.




En “Mi refugio” casi todo ocurre fuera de plano. Un travelling de alejamiento en una habitación vacía, al inicio del corto, se llena con las voces airadas de un hombre y una mujer. Luego vemos al niño en su cuarto, intentando leer un comic de Tintín, intentando no escuchar la discusión interminable de sus padres. Un montaje percutante de planos cortos expresa el agobio.



En “Miradas cruzadas” se recurre al montaje diacrónico de sonido e imagen. Un grupo de chicos y chicas se reúnen para ver un partido de fútbol, pero lo que ve el espectador, como si lo estuvieran dando en la tele, son imágenes de un grupo de inmigrantes en una patera, con el sonido del partido de fondo y los vítores de los chicos animando a su equipo.

En algunos cortos destaca la elección de los lugares donde ocurre la acción, la angosta escalera de paredes de color rojo chillón por la que asciende uno de los chicos en “Otra salida” o los muros llenos de grafitis de “Vive los dos lados”.

 colores y texturas en "Otra salida"
localizaciones adecuadas en "Vive los dos lados"

En “No tengas miedo” veo una sabia utilización de la cámara en movimiento, donde cada plano narra una situación sin necesidad del contraplano, acercándose o alejándose de algún personaje o siguiendo al grupo mientras se establece un protocolo para atajar una situación de acoso escolar.


Más clásica a nivel narrativo es “El otro” (que se llevó el primer premio). Se apoya en la voz en over de la protagonista, en busca de una explicación convincente (para su madre y para sí misma) del hecho de sentirse un chico encerrado en el cuerpo de una chica. Comienza con un plano de la protagonista vista de espaldas, caminando por la calle en dirección a su casa. El siguiente plano encuadra sus botas al caminar y el tercer plano se fija en cómo viste. Todavía no le hemos visto la cara, pero las imágenes ya nos están diciendo que la manera de vestirse va a tener una importancia crucial en el corto.





miércoles, 9 de diciembre de 2015

DOCUMENTAR LA LAGUNA: IMÁGENES RECUPERADAS

En Aguere Espacio Cultural proyectan imágenes de La Laguna que la Filmoteca Canaria ha ido recopilando durante años. Son fragmentos de películas de cineastas amateurs que rodaron sus películas en 8mm. en los años 50 y 60, o de películas más antiguas, como la ya célebre “El ladrón de guantes blancos” del año 1926.


Hay una arqueología de las cosas y una arqueología de la imagen de las cosas. Cuanto más atrás en el tiempo las imágenes son más desvaídas. El paso del tiempo actúa también en ellas, desgastándolas. Al mismo tiempo, el recuerdo que guardamos de ellas se hace más brillante. Todos podemos imaginarnos el esplendor de las antiguas pirámides, a pesar de no haberlas visitado nunca, cerrando por un momento los ojos.

Pues de esto se trata. Las imágenes van destilando en nuestra mente, fotograma a fotograma, la imagen de un mundo, un imaginario, que se contrapone a lo real.

El ojo mecánico de las cámaras de cine se ha paseado por las calles y fachadas de los edificios emblemáticos de la ciudad de La Laguna, dejando una huella indeleble. La Laguna celebra este año su decimosexto aniversario por haber sido destacada como Patrimonio de La Humanidad, gracias al trabajo de María Isabel Navarro, al descifrar el original diseño del trazado de sus calles (“La Laguna 1500: la ciudad –república. Una utopía insular según las leyes de Platón”)

Y sin embargo, mirando ahora estos retazos de películas antiguas, comprobamos que los hombres de cine han fijado una y otra vez los mismos edificios (la Catedral, la torre de La Concepción, el Obispado), fachadas que no han cambiado su aspecto durante décadas, definiendo una ciudad anclada en el tiempo, un tiempo inmemorial.

imágenes cedidas por la Filmoteca Canaria

Parte de la responsabilidad de esta mirada ideologizada se encuentra en el proyecto cultural franquista, a través del Departamento de Cinematografía de la Vicesecretaría de Educación Popular, que en 1943 instituyó el NO-DO con el lema “el mundo al alcance de los españoles” con la prohibición, a partir de entonces, de rodar películas de no ficción sin el permiso pertinente.

Con esa idea de colocar un velo ante la mirada de los españoles (como lo hace ahora mismo Tele5, por poner un ejemplo), los reporteros del NO-DO se acercaron al municipio de La Laguna para rodar un claro ejemplo de “lo más característico y peculiar” de cada pueblo, la ejecución de una paella gargantuesca en Bajamar, el barrio costero de La Laguna, donde el cocinero, especialista en romper guinnes, dirigía la operación subido a una grúa.

Un año antes, el cineasta Rafael Gil, autor de renombrados largometrajes del cine español de la época, se vino a Canarias para rodar varios cortometrajes (“Islas de Gran Canaria”, “Islas de Tenerife”, “Fiesta Canaria” y “Tierra Canaria”), dentro de una vasto proyecto inconcluso, con motivo de la Exposición de las Islas Canarias de 1941.

Cuando Rafael Gil se acerca a La Laguna, se encuentra con una ciudad que le recuerda las viejas ciudades castellanas, y planta la cámara tan solo ante aquellos edificios que más se lo recuerdan. Edificios que, sin duda alguna, representan los valores morales de su proyecto de dominio ideológico (en el mismo cortometraje escuchamos que Candelaria es “el hogar de la fe católica de todo el archipiélago”, Santa Cruz de Tenerife le parece ”el gran faro de España en la ruta de las Américas”).

Curioso que en los documentales de los cineastas locales de las siguientes décadas volvamos a encontrar las mismas imágenes. Al documentar la celebración de la romería de San Benito o las procesiones de la Semana Santa, dos de los eventos más representativos de La Laguna, los camarógrafos enfilan la misma embocadura de calles con la torre de la Concepción al fondo.





Puestos a documentar más eventos de la ciudad, se fijan los actos de la inauguración de la escultura del padre Anchieta o el entierro multitudinario del obispo Pérez Cáceres, donde vemos la profusión de curas y militares que tanto marcó el devenir de los plúmbeos años del franquismo.



Otra imagen que define muy bien aquellos años es la celebración de una Primera Comunión en la iglesia de Tejina, donde un numeroso grupo de niñas, con sus primorosos vestidos de novia, posa en la escalera de la iglesia para la foto rememorativa. En la plaza, largas mesas se aprovisionan para el banquete.

Me interesan los grupos humanos, los rostros entrevistos en medio de las aglomeraciones en la inauguración de la flamante plaza del Cristo,  o la familia que admira con curiosidad un ejemplar cuatrimotor de líneas aerodinámicas aparcado en el aeropuerto de Los Rodeos.



O los camareros que demuestran sus habilidades cuasicircenses al atravesar toda clase de obstáculos en la calle de La Carrera, sin que se les derrame ni una gota sobre la bandeja que llevan en equilibrio, en un insólito concurso de camareros, ante el regocijo general.




Hay otro tipo de eventos que llevan a los cineastas aficionados a salir con lo puesto para recogerlos con sus cámaras. Son los sucesos luctuosos, las catástrofes naturales, los incendios fortuitos, todo aquello que atrae de manera irremediable la atención de la gente. Constituyeron, casi desde el principio del cinematógrafo, y siguen siéndolo en las noticias de los telediarios, objetivos prioritarios de los camarógrafos, que convierten en espectáculo para satisfacer la necesidad morbosa del espectador.

Ya sabemos que las primeras y más ricas imágenes del archipiélago corresponden a un operador anónimo de la empresa Gaumont (hay otras más anteriores, las de Lumière, de las que solo conocemos por las noticias), que atraído por la efímera erupción del volcán Chinyero, en la falda norte del Teide, aprovechó para capturar imágenes de un Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria ya desaparecidas.

El incendio de la llamada Casa del Miedo, donde fueron asesinadas varias personas y posteriormente asaltada por escuadrones de falange, ofrece imágenes bellas e impactantes, con la casa y su entorno envueltos en una espesa nube de humo.




Otro incendio memorable fue el de la iglesia de San Agustín, de la que todavía se conserva su esqueleto, con las columnas y los arcos devorados por el fuego, justo en el punto cero de la ciudad (en el centro de la circunferencia del trazado de la primitiva ciudad).

Yo conocía de oídas la existencia de estas imágenes, tomadas por Eduardo Charif, uno de los destacados cineastas de los años 60, que junto a Enrique de Armas y otros aficionados, constituyeron la UCALA (Unión de Cineastas amateurs de La Laguna), pero recelaba de cedérselas a la Filmoteca Canaria, y no había manera de poder verlas.

Después de muchos años he podido ver el cortometraje y conocer a su autor. No se trata de imágenes apresuradas como yo había pensado, sino de un documental memorable, muy bien filmado desde puntos de vista distintos y con un montaje que sabe transmitir el drama humano y el esfuerzo en sofocar inútilmente las llamas, en un intento de salvar cualquier objeto u obra de arte. Me contó que vivía en la calle Heraclio Sánchez, que en aquel entonces era una zona rodeada todavía de campo, y estando en la azotea vio una espesa columna de humo. Tenía, como siempre, su arma cargada (el 8mm. era muy delicado y a la mínima se podía velar el contenido), rodó un plano general  desde allí y salió hacia la calle de San Agustín para ver qué pasaba.



En 1973, dos años antes de la muerte del dictador, el iconoclasta equipo Neura rodó una fulgurante recreación en clave de farsa de la conquista de Canarias. El paso de un grupo de estudiantes, ataviados en plan carnavalesco como las huestes conquistadoras, con un Fernández de Lugo a la cabeza, a todo lo largo de la calle de La Carrera, ante la mirada de los curiosos, hizo trizas la sucesión de imágenes de La Laguna (tan serias siempre, tan magnificadas), en este montaje un tanto apresurado que la Filmoteca Canaria ha confeccionado para la ocasión, donde una música de fondo unificaba imágenes extraídas de distintas fuentes con el fin de hacer más digerible su carácter silente.

En este fragmento de la “Crónica histérica, la conquista de Tenerife”, los personajes pasan por delante de aquellas imágenes emblemáticas, las de la Catedral y la torre de la Concepción, desacralizándolas.

Las imágenes idílicas de la “I Fiesta de la Cometa”, con los niños jugando y construyendo casas y cosas con material reciclado, en la verdeante ladera de la Mesa Mota, rodada en 1983, construyen otro imaginario, opuesto a La Laguna rural idealizada, cuyo añorado recuerdo anida en la romería que todos los años se celebra, con su recorrido de vacas, bueyes y cabras por las calles de la ciudad. 

Ahora, la gente de la ciudad vuelve al campo para ser de nuevo felices, aunque sea por un rato volando cometas. Es el vivo retrato de una España que daba la espalda al franquismo y vivía ilusionada en la naciente democracia.