viernes, 5 de noviembre de 2010

ACTORES FRENTE AL CINE
Ayer tuvimos un encuentro con los alumnos de 3ª de interpretación en la Escuela de Actores. Me había invitado Enzo Escala, el director de la EAC, para tener una charla en el contexto de la asignatura de interpretación de vanguardia, donde se les emplaza a los alumnos para otro tipo de teatro, en el que se prima la acción frente al texto, el cuerpo sobre la psicología del personaje, y se trabaja la performance.

A mi vez, le pedí a Miguel Ángel Rábade que me acompañara y tuvimos la sorpresa de encontrarnos con Winslow Iwaki entre los alumnos, de manera que estar rodeado por algunos de actores que intervinieron en el rodaje de "A la deriva" me hizo sentir como en casa.

La idea era que Miguel Ángel aportara el punto de vista del actor, complementando la mía como director de actores. Miguel Ángel no ha tenido una formación académica pero ha intervenido en tres largometrajes, una treintena de cortos y ha hecho mucho teatro, de modo que su experiencia podía ser muy valiosa de cara a los estudiantes de interpretación, fascinados por la experiencia del cine.
Enzo Scala proponía también debatir la relación de la cámara con el cuerpo de los actores en la performance, cómo la presencia de la cámara modificaba de algún modo el sentido de la acción teatral, para convertirla en una acción cinegética, con todo lo que ello implicara.

Enzo hacía hincapié en que el cine, a diferencia del teatro, era acción, que por algo se dice cámara acción cuando se inicia el rodaje de una toma. Yo me acordé de algo que había leído en Cahiers de Cinema, en una entrevista con Juliette Binoche a cuenta de su presencia en la última película de Kiarostami, donde contaba que al pedirle al director más datos sobre sus personaje, le dijo que no hacía falta, porque el personaje era ella misma. ¿Cómo se prepara el actor ante esa disyuntiva? Porque el cine moderno ha modificado las reglas de juego, algo que ya es viejo, porque Rossellini le pedía a Ingrid Bergman que tan sólo caminara, que fuese ella misma, en aquella hibridación temprana de ficción y documento como fue "Te querré siempre".

Hay directores y directores, y cada uno establece con el actor una relación peculiar, única. Unos ejercen un control exhaustivo, otros les dejan que creen y desarrollen sus personajes con total libertad. Unos lo tienen todo claro desde el guión, otros se dejan llevar e improvisan.

A los alumnos, no obstante, les preocupaba el hecho de que el cine fuese más técnico, que los actores tuviesen que tener en cuenta su relación permanente con la cámara, que tuviesen en cuenta cómo la luz puede incidir en su interpretación y que las escenas se rodaran en un orden aleatorio y no siguiendo la historia.

Miguel Ángel insistía en la proximidad de la cámara, en la importancia de la mirada en el cine, en cómo la experiencia del teatro le había aportado en su relación con el cine la construcción del personaje y cómo la experiencia del cine le había aportado al teatro un mayor realismo, aunque también era verdad que la obsesión de los cortometrajistas por rodar películas de escasa duración no permitía el desarrollo de ningún personaje, ni tampoco el cine fragmentado en muchos planos, donde a los actores solo se les indica que miren a izquierda o derecha y que pongan cara de cansados o cabreados.

Pero no sólo los actores tienen que reconstruir fragmentariamente su personaje, también el director pone en escena fragmentos de una película que todavía no existe, que luego, en la sala de montaje, tendrá que reordenar para conferirle sentido.

¿A los directores de cine también les enseñan cómo dirigir a los actores en las escuelas de cine? Yo me temo que no, que en general se prima la técnica, el lenguaje del cine. En mi caso, que no tuve ninguna preparación académica, me formé con la práctica, primero en el teatro, como director y como actor, y luego me fui decantando hacia el cine. ¿Ayuda al director su experiencia como actor? Probablemente sí.

La charla fue interesante, y yo creo que necesaria. ¿Qué hacen estos alumnos cuando salen de la escuela, qué les espera? ¿Hay una demanda de actores en un momento en que la crisis obliga cada vez más a realizar películas sin ningún tipo de apoyos, en que hay que pedir a los actores y también a los técnicos una colaboración y no el pago lógico por su trabajo?

Algunos estudiantes de cine convocan en la escuela castings a los que apenas acude nadie. ¿Es tan necesario un casting para un corto donde primará la acción y la técnica y apenas hará falta la preparación del actor para unos personajes sin relieve?

Pienso que hace falta empezar a darle una mayor importancia a los actores, quizás muchos directores jóvenes le tienen miedo a la dirección de actores, pero algún día hay que empezar. La Escuela de Actores podría convertirse en un lugar de encuentro de directores y actores, donde unos y otros podrían realizar sus prácticas, discutir las características del trabajo de unos y otros, un lugar donde podrían surgir proyectos comunes, experiencias novedosas.

También creo que es necesario que los medios de comunicación dejen de darle protagonismo a los directores para empezar a entrevistar a los actores canarios, quizás sería una manera de que el público en general empezase a conocer que aquí hay mucha gente haciendo cortos, que existe una cosa que se llama cine canario o cine hecho en Canarias o como quiera que se llame, que las televisiones empiecen de esta manera a preocuparse de verdad de lo que se hace y quieran divulgarlo, que las empresas y los anunciantes crean de verdad en el tirón popular de este cine incipiente y lo apoye económicamente, más allá de las ayudad oficiales, que más que unir separan, convirtiendo a los cineastas en contrincantes.

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