jueves, 1 de marzo de 2012

QUÉ FUE DE YAIZA BORGES

Hace unos días culminó en el Espacio Canarias un ciclo dedicado a la memoria del colectivo cinematográfico Yaiza Borges, que iluminó en solitario el desmadejado panorama cinematográfico de las islas, allá por la década de los 80.

Durante varias semanas, en el reducido espacio de la entidad cultural que el Gobierno Canario mantiene en la capital del reino, en la calle Alcalá a la altura del parque de El Retiro, se estuvieron proyectando varias de las películas que el colectivo logró poner en pie antes, durante y posteriormente a la puesta en funcionamiento de un cine en Santa Cruz de Tenerife, un proyecto utópico bajo el lema de Locos por el Cine y que pretendía la dinamización cultural a partir del conocimiento y divulgación del hecho cinematográfico, como una postura frente a la vida.


En este postrer adiós al colectivo, se proyectó The end, un film que integra varios cortos rodados por todos los integrantes del colectivo, como una manera de exorcizar el profundo abatimiento que cayó como una losa sobre el ánimo del grupo, justo unos días después de cerrar definitivamente la verja del cinematógrafo.

Un plano largo que documentaba la salida de los espectadores de la última sesión (a la manera de Lumière) y el cierre de la sala, tomado desde la acera de enfrente, inicia el film. El final consiste en un plano similar, tomado al día siguiente, con los coches y los viandantes pasando indiferente frente al cine. Estos dos planos, de larga duración, abren y cierran el film a modo de paréntesis, sin ningún rótulo que aluda al título, autor o autores de la obra ni año de producción, indicando así el radical carácter colectivo del grupo y señalando su trayectoria como un working in progress.



Evitaban así, casi sin pensárselo, que este final tuviera nada de definitivo, que simplemente era un hasta luego, como la trayectoria posterior de todos sus miembros, su historia personal, acabaría confirmando.

Pero esta aventura colectiva, que se iniciara mucho antes, con la organización de ciclos de películas de especial calidad y cursillos de sensibilización cinematográfica, y terminó mucho después del cierre del cine con el rodaje de varios mediometrajes en coproducción con Televisión Española en Canarias (un proyecto insólito que tampoco tuvo la continuidad necesaria), ha quedado para la historia, se estudia en la universidad y ha quedado en la memoria colectiva de toda una generación que se inició y aprendió a amar el cine con Yaiza Borges.

En esta última sesión, signo de los tiempos, muy pocos curiosos se dejaron llevar por la enigmática denominación del colectivo y se sentaron con Javier Gómez Tarín y yo mismo, invitados de piedra en representación del grupo. 

Yaiza Borges es ahora un fantasma, con nombre de mujer canaria y apellido ilustre, que nos seguirá persiguiendo desde las enciclopedias y los libros y antologías que se vayan editando sobre la triste historia del cine canario (este quiero y no puedo, suma de frustraciones intermitentes) y en la carátula de los dvd de los films que producimos.











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